jueves, 26 de noviembre de 2009

Karol

Karol: El Niño y el Joven.
Muertes tempranas. La universidad y el teatro. La fábrica.

Nacido el 18 de mayo de 1920 en un pueblo cercano a Cracovia.
Era el menor de dos hermanos.

Su mamá, que era ferviente cristiana y católica, quería que naciera cerca de una Iglesia porque quería que lo primero que oyera fueran “cánticos a Dios”.
“Verán que mi pequeño Karol será una gran persona”, decía ella proféticamente.
Falleció cuando el futuro Papa tenía 9 años.

Su hermano, que era médico, murió tres años después, cuando Karol tenía 12, contagiado por un humilde hombre al que trató de curar de una enfermedad.

Con su papá, suboficial retirado del ejército polaco, se traslada a Cracovia para comenzar la Universidad.
Éste fallece en 1941, durante la ocupación nazi de Polonia, cuando el joven contaba con 21 años.

Luego de ganar varios campeonatos estudiantiles de ajedrez durante su educación media, se matriculó en la Universidad y en una Escuela de Teatro.

En 1939 los alemanes cerraron la Universidad, y a los 19 años fue a trabajar a la fábrica química Solvay para no ser deportado a Alemania.

Perseguido por la Gestapo, primero se refugió en una buhardilla de Cracovia, y luego en los sótanos del Arzobispado de Cracovia.

Interpretó obras teatrales de contenido patriótico.

Y un sastre, de nombre Juan, le hizo el gran favor de prestarle alguna obra de San Juan de la Cruz.

En el seminario clandestinamente.
El sacerdote.

En 1943 ingresa al Seminario clandestino fundado por el Cardenal Arzobispo de Cracovia, contando con 23 años. Se ordena sacerdote hacia fines de 1946, a los 26, en la Capilla privada del Arzobispo.

Poco después fue enviado a estudiar a Roma, donde su tesis doctoral en Teología fue sobre San Juan de la Cruz, dirigida por el dominico Garrigou-Lagrange.

En 1948 regresa a Polonia como Vicario Parroquial, teniendo su primer oficio pastoral. Tiene 28 años. También dio clases de ética en la Universidad.




El Obispo.
También Cardenal.

En julio de 1958 fue nombrado obispo auxiliar de Cracovia por el entonces papa Pío XII, con tan sólo 38 años de edad.

En 1962, teniendo 42 años, comenzó a tomar parte activa en el Concilio Vaticano II, destacándose en sus intervenciones y llamando la atención de mucho por su sabiduría sobre el hombre y sobre Jesucristo.

Ante el fallecimiento del Arzobispo de Cracovia, Pablo VI lo nombró en su lugar en 1963.

El 8 de diciembre de 1965, a los 45 años, pasó a formar parte de las congregaciones para los Sacramentos y para la Educación Católica, y del Consejo para los Laicos en Roma.

En 1967 fue nombrado Cardenal, lo que le convirtió en el segundo más joven de la época, con 47 años de edad.
El Papa.

En 1978 es elegido Sucesor del Apóstol Pedro en lugar de su predecesor Juan Pablo I, quien falleció a los 33 días de su nombramiento, tras dos días de deliberación del Cónclave.

Fue el Papa más joven del siglo, con 58 años, y el primero no italiano desde el holandés Adriano VI (1522-1523).

El Papa viajero y peregrino:
El 5 de noviembre visitó Asís, en el primero de sus 144 viajes por Italia.

A principios de 1979 comenzó el primero de sus 104 viajes fuera de Italia, a la República Dominicana y a México.

El último fue el 14 de agosto de 2004 al santuario mariano de Lourdes, en Francia.

Debido a sus múltiples viajes al extranjero fue conocido entre los medios católicos, en particular en América Latina, como «el atleta de Dios», «el caminante del Evangelio», el «Papa viajero» o el «Papa peregrino».[

Durante su prolongado mandato, Juan Pablo II superó numerosas marcas: no sólo fue el pontífice más viajero hasta el momento, sino también el que proclamó más santos (482) y beatos (1338) durante su pontificado.
El número de santos y beatos elevados a los altares por él equivale al llevado a cabo en los últimos cuatrocientos años que le precedieron.

Además, proclamó a Santa Teresita del Niño Jesús “Doctora de la Iglesia”.

Largo Pontificado:
Su pontificado de casi 27 años ha sido el tercero más largo en la historia de la Iglesia Católica, después de San Pedro (entre 34 y 37 años) y de Pío IX (31 años).

Fue el Sucesor de San Pedro Nº 263.

En él nombró 232 cardenales, casi la totalidad de los que deberían elegir a su Sucesor.

No usó más la silla gestatoria para aparecer en público, se puso a nivel de la calle y de las multitudes, mostrando sus simpatías por niños y adolescentes.

Se calcula en alrededor de 20.000.000 de personas las que participaron los días miércoles de sus audiencias generales. Más las ceremonias religiosas y las audiencias especiales.

Inició las Jornadas Mundiales de la Juventud, y participó en 19 de ellas.
En 1986 comenzó con la Jornada Mundial de Oración por la Paz, en Asís.
También inauguró en 1994 los Encuentros Mundiales de las Familias.

Juan Pablo II promovió el diálogo con los judíos y con los representantes de las demás religiones, convocándolos en varias ocasiones a encuentros de oración por la paz, especialmente en Asís.

Realizó la primera visita de un Papa a una iglesia luterana y la primera a una sinagoga, oró ante el Muro de los Lamentos y fue el primer Sumo Pontífice en entrar a una mezquita para orar.

Bajo su guía, la Iglesia se acercó al tercer milenio y celebró el Gran Jubileo del año 2000.
Su gran deseo, fue abrir la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro e introducir a la Iglesia en el tercer milenio con el Jubileo del 2000.

En la primavera de 2000 pudo por fin pisar Tierra Santa. Visitó el Monte Nebo, donde, según la Tradición, Moisés vio la Tierra Prometida antes de morir; Belén, Jerusalén, Nazaret y varias localidades de Galilea.
Con el Año de la Redención, el Año Mariano y el Año de la Eucaristía, promovió la renovación espiritual de la Iglesia. Entre sus documentos principales se incluyen: 14 Encíclicas, 15 Exhortaciones apostólicas, 11 Constituciones apostólicas y 45 Cartas apostólicas, un total de 85 documentos. Promulgó el Catecismo de la Iglesia Católica y el Nuevo Código de Derecho Canónico, frutos del Concilio Vaticano II.Publicó también cinco libros como doctor privado: "Cruzando el umbral de la esperanza" (octubre de 1994);"Don y misterio: en el quincuagésimo aniversario de mi ordenación sacerdotal" (noviembre de 1996); "Tríptico romano - Meditaciones", libro de poesías (marzo de 2003); “¡Levantaos! ¡Vamos!” (mayo de 2004) y “Memoria e identidad” (febrero de 2005).Su salud.
En 1981, mientras saludaba a los fieles en la Plaza de San Pedro, Juan Pablo II sufrió un atentado contra su vida perpetrado por Mehmet Ali Agca, quien le disparó a escasa distancia desde la multitud.
Meses después, fue perdonado públicamente.

Desde el atentado del 13 de mayo comenzó a sufrir diversos problemas de salud:

Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005, a las 21.37, mientras concluía el sábado, y ya habíamos entrado en la octava de Pascua y domingo de la Misericordia Divina.

Pocos minutos después Monseñor Leonardo Sandri anunció la noticia a las personas congregadas en la Plaza de San Pedro y al mundo entero.

Los días después de su muerte, algunos periódicos publicaron que su última palabra fue "Amén" sin embargo el Vaticano desmintió esta versión y afirmó que las últimas palabras fueron "Déjenme ir a la casa de mi Padre".

La muerte fue comprobada por el Cardenal Camarlengo Eduardo Martínez Somalo.
El Camarlengo comunicó la muerte al Cardenal Camillo Ruini, como "Vicario para la Urbe" y el Cardenal Decano del Colegio Cardenalicio, Joseph Ratzinger, informó oficialmente a todos los Cardenales convocándoles al Cónclave,[] al declararse la Sede Vacante.
Exequias y proceso de beatificación:
Desde aquella noche hasta el 8 de abril, día en que se celebraron las exequias del difunto pontífice, más de tres millones de peregrinos rindieron homenaje a Juan Pablo II, haciendo incluso 24 horas de cola para poder acceder a la basílica de San Pedro.El 28 de abril, el Santo Padre Benedicto XVI dispensó del tiempo de cinco años de espera tras la muerte para iniciar la causa de beatificación y canonización de Juan Pablo II.

La causa la abrió oficialmente el cardenal Camillo Ruini, vicario general para la diócesis de Roma, el 28 de junio de 2005.

En el plano político.

No se duda que por influencia suya Polonia lograr su libertad y cayera el muro de Berlín.
Se pronunció tanto en contra del comunismo materialista como del capitalismo salvaje que no tiene en cuenta a la persona humana.
Se opuso vehementemente a la invasión a Iraq, así como años antes había mediado entre Argentina y Chile en un enfrentamiento por cuestiones limítrofes.
Se encontró con Mikaíl Gorbachov, el último presidente de URSS.
Y en 1998 visitó Cuba recibido por el mismo Fidel Castro.
Pidió perdón con referencia a los errores de la Iglesia en el caso de Galileo Galilei y en la conducta de muchos sacerdotes.
Al concluir su pontificado con su muerte, Juan Pablo II dejó pendientes dos viajes:
uno a Moscú, ante la oposición del patriarca ortodoxo Alejo II, que acusaba a la Iglesia Católica de "proselitismo"
y otro a China, donde el régimen comunista prohíbe la obediencia de la Iglesia Católica china a la Santa Sede.


Gustavo Daniel D´Apice
Profesor de Teología
Pontificia Universidad Católica
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domingo, 25 de octubre de 2009

Curso previo a la Navidad.

“Preparando Marianamente la Navidad”
Una mirada desde la historia, la cultura, la teología, la estética y la espiritualidad.

Destinatarios: Docentes, estudiantes, catequistas y público en general
Curso Intensivo Semipresencial
A cargo del Profesor de Teología (UCA)
Profesor de Filosofía y Ciencias de la Educación
Gustavo Daniel D´Apice
Con Aval Ministerial (Nº 1675) Capacitación Permanente Multidisciplinar
Auspicia Subsecretaría de Cultura (Nº 0086)

Día: Sábado 12/12.
Horario: De 8:30 a 12.30.
Lugar: En el Salón del Santuario de la Inmaculada, en Concepción,

Inscripciones (con cupos limitados) e Informes:
Librería Pentecostés, de Tucumán 369 sur
Consultas al 428-4544 ó 155-05-3326 ó gusdada@uolsinectis.com.ar

CARGA HORARIA: 30 horas con Trabajo a presentar según consignas.
Incluye horas presenciales, no presenciales, trabajo/s a presentar con acompañamiento del Profesor de Teología (Tutoría) y consultas web, “on line” y telefónicas.

La colaboración con el Arancel de la Jornada comprende el Material Gráfico, Certificado y Tutoría (acompañamiento posterior en el Trabajo de investigación a realizar hasta el 8 de febrero), infraestructura, breaks y sonido.
Soporte electrónico con el material, clases en MP3 y DVD´s. Optativo.

Horarios y Temas:

8:30. Acreditación.
9:00. ¿Qué significa la Inmaculada Concepción de la Virgen María? Historia y controversias. ¿Cómo puede María ser virgen antes, “en” y después del parto de Jesús?
María, ¿murió o no murió? ¿Dónde está su cuerpo?
Si Jesús es Dios, ¿es por eso María Madre de Dios o sólo de Jesús hombre?

10:30 Break.
10:45 El “sí” de María a Dios. ¿Desde cuándo hasta cuándo? ¿Pide explicaciones?
Las Bodas de Caná: El mensaje de María.
¿Por qué Jesús tiene que explicar quiénes son su Madre y sus hermanos?

11:45 Break.
12:00. María y José en el establo: Los ángeles y los pastores.
La estrella y los magos de oriente.
La infancia de Jesús en el Evangelio de Mateo y en el de Lucas. Similitudes y diferencias.
Jesús con María y Juan al pié de la Cruz.

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“Dialogando” por Canal 4 Televisión todos los jueves de 14:30 a 15:30

miércoles, 14 de octubre de 2009

Nos visitan las reliquias de San Juan Bosco



Las reliquias de San Juan Bosco nos visitan.

Las reliquias son frágiles signos que nos conectan con Dios.

Dios se nos hace presente, nos habla y actúa a través de la vida de los santos, testigos y seguidores suyos.

Y también sigue haciéndose presente, hablándonos y actuando a través de ellos después de su muerte terrenal.

Las reliquias de un santo canonizado como San Juan Bosco, tan querido por nosotros, es una presencia particular de Dios en nuestras vidas a través de su actuación en la vida de él.

¿Cuál es la importancia de estas reliquias, cuál su significado, y qué relación tienen con nuestra vida?

La Iglesia, desde sus inicios, supo brindar especial cuidado a la veneración de los santos, tanto que sus mismas tumbas se convirtieron rápidamente en lugar de peregrinación.

Es que, bautizados, sus cuerpos habían recibido a Jesús Resucitado en la eucaristía, y habían tenido una presencia y experiencia especial de Él.

Y así todo lo que entra en contacto con ellos, principalmente sus vestidos y objetos de su uso.

La veneración a los santos, en este caso de San Juan Bosco, y de sus despojos mortales, no nos distraen de Dios, sino que más bien nos acercan a Jesús, del cual él estaban repleto.

Las reliquias son solo signos pobres y frágiles de lo que fueron sus cuerpos y pertenencias, y a través de estos signos tenues y pequeños Dios quiere manifestar su Presencia, su Poder y su Gloria salvadoras.

Como narran los Hechos de los Apóstoles de los pañuelos y vestidos “que habían tocado el cuerpo de Pablo”, que curaban a los enfermos (Hch. 19, 12).

Él actúa a través de signos. Las reliquias de los santos son signos de su seguimiento incondicional de Jesús, que transfigurará ése su cuerpo mortal, como esperemos también los nuestros, en un cuerpo glorioso semejante al Suyo.

Esas reliquias manifiestan también nuestra fe en la Resurrección: Esos pobres vestigios son los signos sensibles de la futura transfiguración corporal.

Y por las reliquias nos remontamos a aquel de quien fueron (Juan Bosco en este caso), y a través de él, su ejemplo, sus palabras, su intercesión, a Aquel a Quien siguió, al Señor Jesús, término de todos nuestros desvelos y afanes de felicidad, consuelo, prosperidad y dicha.

Es una de las maneras en que los santos y santas de Dios siguen evangelizando y estando sensiblemente entre nosotros, acompañándonos en nuestros caminar.
Manifiestan su cercanía y, a través de ella, la Presencia transfigurante de Jesús.

Nos recuerdan y enseñan que si ellos pudieron llevar una vida acorde con la Voluntad de Dios e inspirados por su Espíritu le supieron decir que sí, ¿por qué no vamos a poder hacerlo nosotros, que somos seres mortales, caducos y peregrinos igual que ellos?.

Sólo tenemos que tener la audacia de que, a pesar de nuestras limitaciones, nos abandonemos en los brazos del Padre y confiemos absolutamente en su bondad salvadora, tal como ellos lo hicieron y experimentaron.

San Juan Bosco nos lo conceda en su visita a nuestras tierras americanas.

Gustavo Daniel D´Apice
Profesor de Teología
Pontificia Universidad Católica

sábado, 4 de julio de 2009

El Santo Cura de Ars, patrono de los sacerdotes, y modelo de sacerdotes y fieles. Intercesor de ambos.

Año sacerdotal especial: El Santo Cura de Ars.

San Juan María Vianney, más conocido como el Cura de Ars, pequeño pueblito de Francia donde fue destinado como sacerdote, es el patrono de todos los presbíteros de la Iglesia Católica.

De familia modesta, nacido en Francia en 1786, tuvo que luchar contra la resistencia de su padre para seguir el camino sacerdotal, ya que deseaba que su hijo siga el oficio de cuidar las ovejas del rebaño que tenía, aunque Dios lo tenía destinado para cuidar otro tipo de rebaño.

Pocas esperanzas se tenían de él debido a su escasa lucidez intelectual, que tantos problemas le daba con el latín, por el que casi deja los estudios, ya que las clases superiores se dictaban en ese idioma, y no llegaba a entender ni las mínimas preguntas que se le hacían.

Un sacerdote al que acudieron para su formación tomó el encargo de prepararlo en el idioma universal de la Iglesia para que pudiera continuar, y superado ese escollo, se encontró con los problemas de la filosofía.

El padre Balley, que lo preparaba, toma entonces al candidato y lo prepara en la filosofía y la teología.

Aunque con notas bastante bajas, el Obispo consulta por su comportamiento, y enterado de que, a pesar de sus escasas luces intelectuales, es una buena persona, de excelente conducta moral, y que sabe resolver con sabiduría los problemas de conciencia, decide ordenarlo, confiando en que “Dios hará el resto”.

En 1818 llega a un pueblito perdido de Francia, Ars, con escasos 200 habitantes y pocos practicantes de la religión católica, más famoso por sus bares y cabarets, por la vida licenciosa de sus habitantes y la falta de piedad y amor a Dios.

El cura se arrodilla y pide a Dios que lo ilumine en su misión. Reza y hace penitencia por su pueblo. Un solo hombre acude a la Misa. Al final de su ministerio en la comunidad, uno solo no acudirá.

Varias veces fue tentado a abandonar su ministerio presbiteral y refugiarse en algún monasterio contemplativo, y hasta había emprendido la huída algunas veces, pero su capacidad de pedir a Jesús que se “haga Su Voluntad” en él, hizo que desistiera en todas las ocasiones.

El demonio lo tentó y azotó muchas veces, pero el santo cura permanecía inalterable en su puesto, a pesar que solía azotarlo, moverle la cama por las noches y hasta incendiarle el dormitorio.

Las predicaciones las preparaba por la noche y ante el Santísimo Sacramento en el Sagrario.
Las escribía y las recitaba muchas veces para aprenderlas de memoria.
Pero luego desde el púlpito se olvidaba de todo ello, y las palabras salían claras y los pensamientos sonoros, y la gente se volcaba a la conversión y el seguimiento de Jesucristo, haciendo honor a la Palabra de Jesús en los Evangelios de “no preocuparse por lo que se vaya, ya que el Espíritu Santo pondrá sus palabras en nuestras bocas”.

Pronto los bares y centros de diversión comenzaron a perder adeptos, y la Iglesia antes desierta se abarrotaba de gente para escucharlo y para oír sus sabios consejos en el confesionario.

Ars se convirtió en un centro de peregrinación religiosa para ver, escuchar, y si fuera posible confesarse con el santo cura, que pasaba entre 12 y 16 horas atendiendo a los que llegaban en el confesionario, del que llegó a decir que era su “pequeña tumba”, en la que pasaba la mayoría del tiempo. Los turnos para verlo se repartían anticipadamente.

Los pasajes de tren comenzaron a agotarse con semanas de anticipación, y varios hoteles alrededor de la Iglesia albergaban a los peregrinos.


Leía las conciencias y manifestaba los pecados de sus penitentes antes de que los pronunciaran a sus oídos, y muchas veces recordaba algunos ya olvidados pero no confesados a Jesucristo a través del sacerdote.

Compartía lo escaso que tenía si alguien padecía más que él, y su generosidad y bondad ganaron los corazones con alegría.

41años estuvo en ese lugar y todo lo transformó.
La fuerza del Espíritu Santo actuaba en él, y Jesús Resucitado era su guía y su poder.
Los problemas y dificultades de todo tipo los colocaba confiadamente bajo la providencia del Padre Celestial.

Murió el 4 de agosto de 1859 a los 73 años de edad.
Fue canonizado en 1925 y proclamado por Pío XI “patrono de todos los sacerdotes” en 1929.Ejemplo acabadamente cristiano de ministros y ministrados.

Gustavo Daniel D´Apice
Profesor de Teología
Pontificia Universidad Católica

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sábado, 27 de junio de 2009

Año Sacerdotal en la Iglesia Católica.

Indulgencias en el Año Sacerdotal en honor del Santo Cura de Ars.

El Papa Benedicto XVI decidió convocar un Año sacerdotal especial con ocasión del 150 aniversario de la muerte de san Juan María Vianney, cura de Ars, modelo luminoso de pastor, entregado completamente al servicio del pueblo de Dios, quien partió al encuentro del Señor el 4 de Agosto de 1859.

Durante este Año sacerdotal, que comenzó el 19 de junio de 2009 y se concluirá el 19 de junio de 2010, se concede el don de indulgencias especiales.

Dado que su ejemplo ha impulsado a los fieles, y principalmente a los sacerdotes, a imitar sus virtudes, el Sumo Pontífice Benedicto XVI ha establecido que, con esta ocasión, desde el 19 de junio de 2009 hasta el 19 de junio de 2010 se celebre en toda la Iglesia un Año sacerdotal especial, durante el cual los sacerdotes se fortalezcan cada vez más en la fidelidad a Jesucristo, con piadosas meditaciones, prácticas de piedad y otras obras oportunas de caridad y entrega virtuosas.

Este sagrado tiempo comienza con la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, Jornada de santificación de los sacerdotes, cuando el Sumo Pontífice celebra las Vísperas ante las reliquias de san Juan María Vianney, traídas a Roma por el obispo de Belley-Ars.

Benedicto XVI concluirá el Año sacerdotal en la plaza de San Pedro, en presencia de sacerdotes procedentes de todo el mundo, que renovarán su fidelidad a Cristo y su vínculo de fraternidad y servicio a la comunidad humana.

El Papa pide a los sacerdotes que se esfuercen, con oraciones y obras buenas, por obtener de Jesús, sumo y eterno Sacerdote, único mediador entre Dios y los hombres, la gracia de brillar por la fe, la esperanza y la caridad, y otras virtudes, y muestren con su estilo de vida, pero también con su aspecto exterior, que están plenamente entregados al bien espiritual del pueblo, que es lo que la Iglesia siempre ha buscado por encima de cualquier otra cosa, principalmente en la persona de los pobres, pero sin descuidar los demás.

Para conseguir mejor este fin, ayudará el don de las indulgencias que se otorgan durante el Año sacerdotal:

A los sacerdotes realmente arrepentidos, que cualquier día recen con devoción al menos las Laudes matutinas o las Vísperas de la tarde ante el Santísimo Sacramento de la Eucaristía, en el Sagrario o expuesto en forma simple o solemne, y, a ejemplo de san Juan María Vianney, se ofrezcan con espíritu dispuesto y generoso a la celebración de los sacramentos, sobre todo al de la Penitencia, se les otorga misericordiosamente de parte de Dios indulgencia plenaria (remisión total de las penas que merecen por sus pecados perdonados en cuanto a la culpa por medio del arrepentimiento y la confesión sacramental), que podrán aplicar también a los presbíteros difuntos, si además se acercan a la confesión sacramental y al banquete eucarístico, y oran según las intenciones del Sumo Pontífice.

A los sacerdotes se les concede, además, la indulgencia parcial, (remisión parcial de la pena que merecen por sus pecados perdonados en cuanto a la culpa por el arrepentimiento y la confesión sacramental) también aplicable a los presbíteros difuntos, cada vez que recen con devoción oraciones aprobadas, para llevar una vida santa y cumplir con amor casto las tareas a ellos encomendadas.

A todos los fieles cristianos realmente arrepentidos que, en una iglesia u oratorio, asistan con devoción a la Santa Misa y ofrezcan por los sacerdotes de la Iglesia oraciones a Jesucristo, sumo y eterno Sacerdote, único mediador entre Dios y los hombres, y ofrezcan también cualquier obra buena realizada en ese día, para que santifique a los sacerdotes y los modele según su Corazón, se les concede la indulgencia plenaria, debiendo estar en gracia de Dios por medio de la penitencia sacramental, y también elevar a Dios oraciones según la intención del Sumo Pontífice.

Esta indulgencia plenaria será:

En los días en que se abre y se clausura el Año sacerdotal (19 de Junio), en el día del 150° aniversario de la muerte de san Juan María Vianney (4 de Agosto), en el primer jueves de mes o en cualquier otro día establecido por el Obispo de cada lugar para utilidad de los fieles.

Será muy conveniente que, en las iglesias catedrales y parroquiales, sean los mismos sacerdotes encargados del cuidado pastoral quienes dirijan públicamente estas prácticas de piedad, celebren la santa misa y confiesen a los fieles.

También se concederá la indulgencia plenaria a los ancianos, a los enfermos y a todos aquellos que por motivos legítimos no puedan salir de casa, si con el espíritu desprendido de cualquier pecado y con la intención de cumplir, en cuanto les sea posible, las tres acostumbradas condiciones (confesión, eucaristía y oración por el Papa), en su casa o donde se encuentren a causa de su impedimento, en los días antes determinados rezan oraciones por la santificación de los sacerdotes, y ofrecen con confianza a Dios, por medio de María, Reina de los Apóstoles, sus enfermedades y las molestias de su vida.

Por último, se concede la indulgencia parcial a todos los fieles cada vez que recen con devoción en honor del Sagrado Corazón de Jesús cinco padrenuestros, avemarías y glorias, u otra oración aprobada específicamente, para que los sacerdotes se conserven en pureza y santidad de vida.

Este Decreto comentado tiene vigor a lo largo de todo el Año sacerdotal.
Sepamos aprovecharlo en beneficio nuestro y de nuestros sacerdotes.

Gustavo Daniel D´Apice – Profesor de Teología – Pontificia Universidad Católica - http://es.catholic.net/gustavodaniel http://gustavodaniel.autorcatolico.org http://es.netlog.com/dialogando/blog

lunes, 8 de junio de 2009

La Fiesta del Corpus Christi y el pensamiento de Benedicto XVI, el papa teólogo.

Qué mejor que prepararnos para la Fiesta de Corpus Christi con algunos pensamientos homiléticos de Benedicto XVI:

CORPUS CHRISTI: EL SEÑOR ESTE PRESENTE EN NUESTRA VIDA

El Santo Padre afirma que en esta fiesta , "la Iglesia reviveel misterio del Jueves Santo a la luz de la Resurrección.

También en el Jueves Santo hay una procesión eucarística, con la que la Iglesia repite eléxodo de Jesús del Cenáculo al Monte de los Olivos. (...)

Jesús entregarealmente su cuerpo y su sangre.

Atravesando el umbral de la muerte, seconvierte en Pan vivo, auténtico maná, alimento inagotable por todos los siglos.

La carne se convierte en pan de vida".

"En la fiesta del Corpus Christi –continúa el Papa actual-, reanudamos esta procesión,pero con la alegría de la Resurrección.

El Señor ha resucitado y nosprecede. (...) Jesús nos precede ante el Padre, sube a la altura de Dios ynos invita a seguirle. (...) La verdadera meta de nuestro camino es lacomunión con Dios".

El Sumo Pontífice señala que en el sacramento de la Eucaristía "el Señor seencuentra siempre en camino hacia el mundo.

Este aspecto universal de lapresencia eucarística está presente en la procesión de nuestra fiesta.

Llevamos a Cristo, presente en la figura del pan, por las calles de nuestraciudad.

Encomendamos estas calles, estas casas, nuestra vida cotidiana, a subondad. ¡Que nuestras calles sean calles de Jesús!

¡Que nuestras casas seancasas para él y con él!

Que en nuestra vida de cada día penetre supresencia.

Con este gesto, ponemos ante sus ojos los sufrimientos de losenfermos, la soledad de los jóvenes y de los ancianos, las tentaciones, losmiedos, toda nuestra vida.

La procesión quiere ser una bendición grande ypública para nuestra ciudad: Cristo es, en persona, la bendición divina para el mundo.

¡Que el rayo de su bendición se extienda sobre todos nosotros!". Refiriéndose al mandato de Cristo: "Tomad y comed... Bebed todos de él",Benedicto XVI subraya que "no se puede "comer" al Resucitado, presente en laforma del pan, como un simple trozo de pan.

Comer este pan es comulgar, esentrar en comunión con la persona del Señor vivo.

Esta comunión, este actode "comer", es realmente un encuentro entre dos personas, es un dejarsepenetrar por la vida de Aquel que es el Señor, de Aquel que es mi Creador y Redentor.

El objetivo de esta comunión es la asimilación de mi vida con lasuya, mi transformación y configuración con quien es Amor vivo.

Por ello,esta comunión implica la adoración, implica la voluntad de seguir a Cristo,de seguir a quien nos precede.

Adoración y procesión forman parte, portanto, de un único gesto de comunión; responden a su mandato: "Tomad ycomed".

El Vicario de Cristo concluye poniendo de relieve que "nuestra procesión acaba ante labasílica de Santa María la Mayor, en el encuentro con la Virgen, llamada porel querido Papa Juan Pablo II "mujer eucarística". María, la Madre delSeñor, nos enseña realmente lo que es entrar en comunión con Cristo. (...)

Pidámosle que nos ayude a abrir cada vez más todo nuestro ser a la presenciade Cristo; que nos ayude a seguirle fielmente, día tras día, por los caminosde nuestra vida. ¡Amén!".

LA HOSTIA CONSAGRADA ES REALMENTE EL PAN DEL CIELO

En otra circunstancia relativa al Corpus, el Benedicto afirma que la Hostia consagrada es "el alimento de los pobres" y "fruto de la tierra y del trabajo del hombre".

Sin embargo, "el pan no es simplemente y solo un producto nuestro, algo hecho por nosotros; es fruto de la tierra y por tanto, un don. (...)

Presupone la sinergia de las fuerzas de la tierra y de los dones del cielo, es decir, del sol y de la lluvia".

"En un período en que se habla de la desertificación y oímos denunciar cadavez más el peligro de que hombres y bestias mueran de sed en las regionesque no tienen agua, nos damos cuenta de la grandeza del don del agua y deque somos incapaces de conseguirla por nosotros mismos.

Entonces, mirandodesde más cerca este pequeño trozo de Hostia blanca, este pan de los pobres,es como una síntesis de la creación".

El Santo Padre pone de relieve que "cuando al adorar miramos la Hostiaconsagrada, nos habla el signo de la creación.

Entonces encontramos lagrandeza de su don; pero también encontramos la Pasión, la Cruz de Jesús ysu resurrección".

"En la fiesta del Corpus Christi vemos sobre todo el signo del pan, quenos recuerda también la peregrinación de Israel durante los cuarenta años enel desierto.

La Hostia es nuestro maná, con el que el Señor nos nutre; esrealmente el pan del cielo, mediante el que se dona a sí mismo.

En laprocesión seguimos este signo y así le seguimos a El mismo". Benedicto XVI pide al Señor:

"¡Guíanos por los caminos denuestra historia!

¡Muestra a la Iglesia y a sus pastores siempre de nuevo eljusto camino!

¡Mira a la humanidad que sufre, que vaga insegura entretantos interrogantes; mira el hambre físico y psíquico que la tormenta!

¡Da a los seres humanos pan para el cuerpo y para el alma!

¡Dales trabajo, dalesluz, dales Tú mismo!

Purifícanos y santifícanos!".

"Haznos comprender que sólo mediante la participación en tuPasión, mediante el "sí" a la cruz, a la renuncia, a las purificaciones quenos impones, nuestra vida puede madurar y alcanzar su verdaderocumplimiento.

¡Reúnenos de todos los confines de la tierra! ¡Une a tuIglesia, une a la humanidad lacerada! ¡Danos tu salvación!".

Adaptación de Gustavo Daniel D´Apice
Profesor Universitario de Teología
Pontificia Universidad Católica

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La Eucaristía y el Corpus Christi.

Para celebrar con frutos espirituales y totales esta Fiesta, nos conviene recorrer brevemente algunos conceptos básicos de la Eucaristía y del Culto Eucarístico.

¿Qué celebra la Iglesia en ese día?

La Fiesta del Cuerpo y de la Sangre de Jesús Resucitado entregados por nuestra salvación, y su intención de quedarse hecho pan hasta su Segunda Venida Gloriosa, en la Parusía o Juicio Final.

¿Dónde contemplamos esta presencia de Jesús hecho pan?

Principalmente en los Sagrarios, donde se “reserva” la eucaristía para ir a adorarla en soledad, silencio y contemplación.

¿Cómo se produce esta conversión del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Jesús?

Por la Sucesión Apostólica, nuestros Obispos tienen el poder servicial de consagrar el pan y el vino, y Jesús actuando en ellos transforma esas especies en su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en su estado actual, es decir, Resucitado, dador de Vida en Abundancia y de Poder en el Espíritu.


A esta transformación se la llama “transubstanciación” (CEC 1375-1376):

Cambia la substancia del pan, que no es ya más pan, sino el Cuerpo Resucitado de Jesús, y lo mismo con el vino.

Permanecen lo que filosóficamente se llaman los “accidentes”: el color del pan, su gusto, su aroma, su rugosidad al tacto, su sonido cuando lo partimos.

Pero no su substancia, que es ya el Cuerpo del Señor.

En esta tarea, colaboran con ellos los presbíteros, ya que los Pastores no podrían atender a todos, como en los primeros tiempos del cristianismo, en el que el rebaño era muy pequeño, hasta la conversión del Imperio Romano a principios del siglo IV.

¿Qué es la adoración eucarística?

Sí, decimos bien. Adoración.

Porque se le tributa el mismo culto que a Dios, ya que el Hijo no solamente quiso hacerse hombre en Jesús de la Villa de Nazareth, sino que incluso se hizo una cosa inanimada, un vegetal, es decir, pan, en la cumbre de la humildad y del anonadamiento (el hacerse “nada”).

¿Qué formas de adoración existen fuera de la Misa, que es el lugar de consagración del pan y del vino en el Cuerpo y en la Sangre de Jesús?

1. Como ya dijimos, la soledad contemplativa y silenciosa ante el sagrario, donde también se reserva el Cuerpo para ser llevado a los moribundos, a los enfermos y a quienes lo pidan con justa causa fuera de la Misa (NRRS, notas prel. 5).

Es decir, lo que llamamos las Visitas al Santísimo Sacramento.

En la tradición espiritual cristiana, ellas se caracterizan por ser actos fervorosos y breves ante el Sagrario, elevando el alma hacia Jesús Sacramentado y tratando de unirse a Él.

Son actos fervorosos y breves porque, de mediar más tiempo, ya sería algún tipo de meditación u oración, pero no la Visita.

Puede acompañar alguna jaculatoria que enardezca el alma, principalmente el pronunciar el Santo y Dulcísimo Nombre de Jesús.
Y pueden repetirse durante el día.

Estas visitas se pueden hacer, en caso de no poder lograrlo físicamente, también espiritualmente, al pasar junto a un templo o cercano a él, encontrándose el mismo cerrado, o habiendo imposibilidad cierta de entrar por alguna causa justa (tiempo, hay otra celebración, etc.).

O desde el hogar, no pudiendo acercarse al templo por enfermedad u otras circunstancias.

2. La exposición con el Copón, abriendo el tabernáculo o bien depositándolo sobre el altar.

3. La exposición con la Custodia (ostensorio en forma circular de Sol, cuyos rayos rectos representan la luz y el calor del Señor, y sus rayos ondulados el amor y la ternura de Dios). Colocada sobre el altar.

¿Qué otras formas hay de culto eucarístico fuera de la Misa?1. Las procesiones eucarísticas (NRRS, íbid 86ss.).

Aquí se enmarca la Solemnidad del Cuerpo y de la Sangre del Señor (“Corpus Christi”) celebrada cada año, de acuerdo a las circunstancias y costumbres de cada lugar.

En San Juan, Argentina, se suspenden todas la Misas de la mañana en las Parroquias y se reúnen todos con el Pastor Arzobispo Arquidiocesano para tributar culto conjunto al Misterio Eucarístico de Nuestro Señor Jesús, Rey de Reyes y Señor de Señores.

Es conveniente que primero se celebre la Misa, y con la hostia recién consagrada se realice la procesión como manifestación sacramental de ese signo de fe.

2. Los Congresos Eucarísticos.

Es una “concentración cristiana” en la que se pueda conocer más profundamente algún Misterio de la Eucaristía, y venerarla públicamente como vínculos de caridad unitiva.

Se tiene muy en cuenta la elección del TEMA a tratar, con el que se avanzará en el conocimiento del Misterio Eucarístico, y para el cual se harán oportunas y exhaustivas consultas al Pueblo Santo de Dios.

Debe favorecer los estudios teológicos y el bien de la Iglesia local.

Las tareas en el Congreso serán :

a) Una catequesis más intensa acerca de la Eucaristía.

b) Una participación más activa de la Liturgia, escuchando la Palabra de Dios y estrechando lazos de fraternidad.

c) Investigación de recursos y obras sociales para los más necesitados, en vistas a su promoción humana y a la comunicación de bienes, aún temporales, como hacían las primeras comunidades cristianas.

Las Normas del Congreso serán las siguientes:

a) La Eucaristías celebrada será el centro y la cumbre de todas las formas de piedad.

b) Las celebraciones de la Palabra de Dios, encuentros catequísticos y conferencias, deberán tender a la profundización del tema propuesto

c) En lo referente a las preces y adoración, deberá darse precedencia a las Iglesias más aptas parta estos cometidos.

d) En la procesión eucarística, deberán tenerse en cuenta la condición social y religiosa de cada lugar.


Gustavo Daniel D´Apice
Profesor Universitario de Teología
Pontificia Universidad Católica

gusdada@uolsinectis.com.ar
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