miércoles, 14 de octubre de 2009

Nos visitan las reliquias de San Juan Bosco



Las reliquias de San Juan Bosco nos visitan.

Las reliquias son frágiles signos que nos conectan con Dios.

Dios se nos hace presente, nos habla y actúa a través de la vida de los santos, testigos y seguidores suyos.

Y también sigue haciéndose presente, hablándonos y actuando a través de ellos después de su muerte terrenal.

Las reliquias de un santo canonizado como San Juan Bosco, tan querido por nosotros, es una presencia particular de Dios en nuestras vidas a través de su actuación en la vida de él.

¿Cuál es la importancia de estas reliquias, cuál su significado, y qué relación tienen con nuestra vida?

La Iglesia, desde sus inicios, supo brindar especial cuidado a la veneración de los santos, tanto que sus mismas tumbas se convirtieron rápidamente en lugar de peregrinación.

Es que, bautizados, sus cuerpos habían recibido a Jesús Resucitado en la eucaristía, y habían tenido una presencia y experiencia especial de Él.

Y así todo lo que entra en contacto con ellos, principalmente sus vestidos y objetos de su uso.

La veneración a los santos, en este caso de San Juan Bosco, y de sus despojos mortales, no nos distraen de Dios, sino que más bien nos acercan a Jesús, del cual él estaban repleto.

Las reliquias son solo signos pobres y frágiles de lo que fueron sus cuerpos y pertenencias, y a través de estos signos tenues y pequeños Dios quiere manifestar su Presencia, su Poder y su Gloria salvadoras.

Como narran los Hechos de los Apóstoles de los pañuelos y vestidos “que habían tocado el cuerpo de Pablo”, que curaban a los enfermos (Hch. 19, 12).

Él actúa a través de signos. Las reliquias de los santos son signos de su seguimiento incondicional de Jesús, que transfigurará ése su cuerpo mortal, como esperemos también los nuestros, en un cuerpo glorioso semejante al Suyo.

Esas reliquias manifiestan también nuestra fe en la Resurrección: Esos pobres vestigios son los signos sensibles de la futura transfiguración corporal.

Y por las reliquias nos remontamos a aquel de quien fueron (Juan Bosco en este caso), y a través de él, su ejemplo, sus palabras, su intercesión, a Aquel a Quien siguió, al Señor Jesús, término de todos nuestros desvelos y afanes de felicidad, consuelo, prosperidad y dicha.

Es una de las maneras en que los santos y santas de Dios siguen evangelizando y estando sensiblemente entre nosotros, acompañándonos en nuestros caminar.
Manifiestan su cercanía y, a través de ella, la Presencia transfigurante de Jesús.

Nos recuerdan y enseñan que si ellos pudieron llevar una vida acorde con la Voluntad de Dios e inspirados por su Espíritu le supieron decir que sí, ¿por qué no vamos a poder hacerlo nosotros, que somos seres mortales, caducos y peregrinos igual que ellos?.

Sólo tenemos que tener la audacia de que, a pesar de nuestras limitaciones, nos abandonemos en los brazos del Padre y confiemos absolutamente en su bondad salvadora, tal como ellos lo hicieron y experimentaron.

San Juan Bosco nos lo conceda en su visita a nuestras tierras americanas.

Gustavo Daniel D´Apice
Profesor de Teología
Pontificia Universidad Católica

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